domingo, 26 de febrero de 2017

En ésta lectura Edgar Morín hace un análisis sobre la metodología y los lineamientos básicos que debemos tomar en cuenta para desarrollar un pensamiento complejo. Morín hace una diferenciación muy concisa entre los principios de la ciencia clásica y los paradigmas, inconsistencias e incongruencias que se nos presentan al abordar la teoría de la complejidad,  nos cuenta como la ciencia clásica el ser tan reduccionista deja de lado las diversas situaciones que se pueden presentar en el estudio de los diversos fenómenos que deciden estudiar, mientras que en la teoría de la complejidad debemos imaginar, esquematizar y plantearnos diversos escenarios  para tratar de darle una solución “satisfactoria” a los problemas que nos aquejen en un momento dado de nuestro existir, sin dejar de lado las controversias y vicisitudes que se presentan en un problema determinado.

En el texto Morín cita a Jean Perrin quien nos dice que el papel del conocimiento es explicar lo visible complejo, por lo invisible simple, posteriormente Morín nos dice que el papel de la ciencia clásica ha sido el de legislar y que dicha legislación es la que se ha encargado de plantear las leyes que gobiernan a los elementos fundamentales de la materia y la vida, aislando efectivamente los objetos sometidos a dichas leyes, es decir, legislar, desunir y reducir, son los principios del pensamiento clásico, aunque sus  prácticas son insuficientes, ya que un objeto o un ser viviente se comporta de forma muy distinta en su estado natural, que cuanto se encuentra aislado en un laboratorio, en cual comúnmente existen todos los elementos para tratarlo o estudiarlo de una forma detallada, aislada y estéril.

Para Morín el conocimiento es una aventura en espiral, la cual tiene un punto de inicio histórico, pero no tiene un fin determinado, por otro lado nos dice que la debilidad (para muchos “científicos”  supongo) del tema de la complejidad radica en que nunca se ha debatido seriamente, como si se ha hecho en el caso de las diversas teorías de la cientificidad y expone que la complejidad se nos presenta como irracionalidad, incertidumbre, angustia y desorden, que desafía conocimientos “Válidos” de antaño, por algunos de los científicos renombrados  de épocas pasadas.

Por ejemplo: la física cuántica desafía muchos de los postulados de la teoría de la relatividad del gran Einstein y ha logrado aportar un nuevo conocimiento sobre el comportamiento del universo, es así que Morín nos habla sobre los mandamientos del paradigma de simplificación, de los cuales se desprenden una serie de observaciones y recomendaciones, sobre la ciencia clásica y la teoría de la complejidad, es de este modo que nos hace ver que la mentalidad reduccionista de la ciencia clásica siempre ha pretendido el establecimiento de leyes metodológicas para dar explicaciones “Validas”  y que los fenómenos de la naturaleza siempre se comportaran de la misma manera, sólo porque varios experimentos aislados en un laboratorio lo “demuestran”.

Morín nos recuerda que todo lo existente, tiene historia, es decir, surgió a partir de algo, ya que nada surge espontáneamente, como en una la época llegaron a afirmar  algunos científicos, quienes a no poder explicar un fenómeno, llegaron a afirmar que muchas cosas y seres vivientes surgían de la nada (Generación espontánea de Thomas Huxley, entre muchas otras teorías), de ésta manera Morín señala que todo lo existente se desarrolla mediante la organización y que al mismo tiempo se produce mediante la desorganización, el mundo biológico es un mundo que evoluciona, la vida se produce al mismo tiempo a través de la muerte de los individuos y la muerte de las especies.


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