En ésta lectura
Edgar Morín hace un análisis sobre la metodología y los lineamientos básicos
que debemos tomar en cuenta para desarrollar un pensamiento complejo. Morín
hace una diferenciación muy concisa entre los principios de la ciencia clásica
y los paradigmas, inconsistencias e incongruencias que se nos presentan al
abordar la teoría de la complejidad, nos cuenta como la ciencia
clásica el ser tan reduccionista deja de lado las diversas situaciones que se
pueden presentar en el estudio de los diversos fenómenos que deciden estudiar,
mientras que en la teoría de la complejidad debemos imaginar, esquematizar y
plantearnos diversos escenarios para tratar de darle una solución
“satisfactoria” a los problemas que nos aquejen en un momento dado de nuestro
existir, sin dejar de lado las controversias y vicisitudes que se presentan en
un problema determinado.
En el texto Morín
cita a Jean Perrin quien nos dice que el papel del conocimiento es explicar lo
visible complejo, por lo invisible simple, posteriormente Morín nos dice que el
papel de la ciencia clásica ha sido el de legislar y que dicha legislación es
la que se ha encargado de plantear las leyes que gobiernan a los elementos
fundamentales de la materia y la vida, aislando efectivamente los objetos sometidos
a dichas leyes, es decir, legislar, desunir y reducir, son los principios del
pensamiento clásico, aunque sus prácticas son insuficientes, ya que
un objeto o un ser viviente se comporta de forma muy distinta en su estado
natural, que cuanto se encuentra aislado en un laboratorio, en cual comúnmente
existen todos los elementos para tratarlo o estudiarlo de una forma detallada,
aislada y estéril.
Para Morín el
conocimiento es una aventura en espiral, la cual tiene un punto de inicio
histórico, pero no tiene un fin determinado, por otro lado nos dice que la
debilidad (para muchos “científicos” supongo) del tema de la
complejidad radica en que nunca se ha debatido seriamente, como si se ha hecho
en el caso de las diversas teorías de la cientificidad y expone que la
complejidad se nos presenta como irracionalidad, incertidumbre, angustia y
desorden, que desafía conocimientos “Válidos” de antaño, por algunos de los
científicos renombrados de épocas pasadas.
Por ejemplo: la
física cuántica desafía muchos de los postulados de la teoría de la relatividad
del gran Einstein y ha logrado aportar un nuevo conocimiento sobre el
comportamiento del universo, es así que Morín nos habla sobre los mandamientos
del paradigma de simplificación, de los cuales se desprenden una serie de
observaciones y recomendaciones, sobre la ciencia clásica y la teoría de la
complejidad, es de este modo que nos hace ver que la mentalidad reduccionista
de la ciencia clásica siempre ha pretendido el establecimiento de leyes
metodológicas para dar explicaciones “Validas” y que los fenómenos
de la naturaleza siempre se comportaran de la misma manera, sólo porque varios
experimentos aislados en un laboratorio lo “demuestran”.
Morín nos recuerda
que todo lo existente, tiene historia, es decir, surgió a partir de algo, ya
que nada surge espontáneamente, como en una la época llegaron a
afirmar algunos científicos, quienes a no poder explicar un
fenómeno, llegaron a afirmar que muchas cosas y seres vivientes surgían de la
nada (Generación espontánea de Thomas Huxley, entre muchas otras teorías), de
ésta manera Morín señala que todo lo existente se desarrolla mediante la
organización y que al mismo tiempo se produce mediante la desorganización, el
mundo biológico es un mundo que evoluciona, la vida se produce al mismo tiempo
a través de la muerte de los individuos y la muerte de las especies.
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